1.Su excremento está lleno de azúcar
Se alimentan perforando el floema de la planta que los hospeda y chupando ávidamente su savia. Por desgracia para ellos, en gran medida la savia está compuesta por azúcar y pocas proteínas, por lo que deben consumir una gran cantidad para satisfacer sus requerimientos proteicos necesarios. El exceso de azúcar que eso implica en su cuerpo tiene que eliminarse, y lo hacen defecando en forma de una gota azucarada semejante a la melaza. Es por ello que una planta infestada de pulgones rápidamente se hace pegajosa al tacto.
2. Algunos son muy apreciados por las hormigas
3.Tienen un montón de enemigos
Los áfidos son lentos, regordetes y presumiblemente deben tener un sabor dulce. Una sola planta puede albergar cientos o incluso miles de pulgones, ofreciendo un verdadero aperitivos para los depredadores. Entre ellos se encuentran las mariquitas, las chinches piratas, algunas larvas de escarabajos, los sírfidos, los insectos damisela y ciertas avispas, entre otros muchos. Los entomólogos incluso tienen un término para los insectos que se alimentan de los pulgones: afidófagos.
4. Emiten una alarma cuando están en problemas
Como muchos otros insectos, algunos áfidos utilizan las feromonas de alarma para advertir de una amenaza a los otros áfidos de la zona. Un pulgón bajo ataque liberará estas señales químicas mediante sus sifones y sus vecinos rápidamente buscarán amparo. Por desgracia para ellos, algunas mariquitas han aprendido su idioma y son capaces de utilizar las feromonas de alarma para localizarlos fácilmente.
5.Los pulgones hembra pueden reproducirse sin apalearse
Debido a que los áfidos tienen tantos depredadores, su supervivencia colectiva depende de su número. Una forma rápida y fácil de aumentar la población es simplemente prescindir del apareamiento. Así, los áfidos femeninos son partenogenéticos, es decir, no necesitan del macho para reproducirse. De forma similar a las famosas muñecas rusas, un pulgón hembra puede llevar dentro a jóvenes áfidos en desarrollo, y estos a su vez ya estarán desarrollando otros en su interior. Esto acorta significativamente el ciclo de desarrollo y aumenta rápidamente las cifras poblacionales.
6.Los pulgones carecen de alas (hasta que las necesitan)
Los áfidos son generalmente ápteros (no tienen alas), y por lo tanto, no puede volar. Como te podrás imaginar, esto los puede poner en gran desventaja si las condiciones ambientales se deterioran. Cuando la planta huésped se llena de demasiados áfidos hambrientos, o si se seca, estos pueden necesitar dispersarse y encontrar nuevas plantas hospederas rápidamente. Es entonces cuando se necesitan las alas y estas les salen. Al ser tan coyuntural, los áfidos alados no son precisamente unos expertos voladores, pero pueden aprovechar muy bien una ráfaga de viento para mudarse hacia otra planta hospedera.
Este tipo de entradas también aparecen en mi otro blog (El trébol).
Le he hecho un prezi al primer año de The Moon: https://prezi.com/yb-ef2tdvcdd/the-moon-ya-tiene-un-ano/
¡Nos vemos en la próxima entrada!
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